Aún no he vivido ni la mitad de mi vida para seguir aprendiendo cosas maravillosas de este mundo de los perros de caza, por esta razón he creado este blog. Una pàgina hecha para los que vivimos esta afición como un sentimiento que se convierte en pasión y quisiera que la gente compartiese comentarios y amistad para un futuro mejor. Es mucha la gente que se mueve detrás de perros y liebres, por eso creo que seria oportuno intercanviar puntos de vista diferentes que nos permitan unir aún más este sector.
www.perrosderastroliebre.blogspot.com

domingo, 25 de noviembre de 2012

Perros buenos y razas malas

Hoy me gustaría hablar de los perros y sus razas. No hay perro bueno ni malo, ni una raza mejor que otra, todo esto viene determinado por el adiestrador, enseñandolo a cazar y dandole las mejores opciones para su desarrollo. No hacemos nada en comprar un perro de la mejor linea de caza sinó lo sacamos nunca al campo, pero si el mestizo que nos ha dado un compañero sacandolo dias tras otro a perseguir liebres. En este tema hay un poco de mitología de la razas, en parte verdad y en parte mentira.

Durante mi inicio tuve perros de todas razas y colores como brunos de jura, mestizos de beagle, cruzados de grifon, sabuesos de la zona, pero nunca una raza definida para decir estos son los mejores para la liebre. Eran perros que trabajaban bien e incluso alguno muy bien pero despues de cruzarlos con otros su decendéncia no daba sus frutos, solo muy pocas veces, así que pensé en centrarme en investigar un poco y ver a nivel internacional que tipo de perros se usaban para esta práctica. Logicamente me fuí al país que tenemos justo al lado, Francia, y ví que allí era todo mucho más homogéneo, cada cazador tenía su raza preferida y seleccionada, y cada uno te hablaba muy bien de sus perros. Después de ver varias pruebas provinciales y nacionales de trabajo en campo ví que todos los perros que eran trabajados y adiestrados para esta caza eran buenos perros y me dió a pensar que no solo era la raza del perro sinó que era muy importante el conductor, o sea, la persona que adiestraba y enseñaba a cazar los perros.

Así que me decidí en introducirme al mundo de las razas, ¿por qué? pues porqué casi como todos los cazadores, nos gusta un estandard o estilo de perro adecuado al tipo de terreno que cazamos. Llevo des del año 2000 trabajando con Ariegeois, una raza "moderna" hecha para la caza de la liebre, provinente de Azul de gascuña y Gascon santiegeois, donde recoge los mejores aspectos asociados para seguir un rastro de liebre, reune las mejores características para ello, un tamaño de perro mediano, una voz potente y ruidosa, una buena nariz, insistentes en seguir el rastro, rapidos en desacer un rastro de la noche y velocidad en la persecución. Siempre he tenido perros de la misma linea y origenes, nunca he querido mezclar otros origenes lejanos de esta raza, creo en estas sangres y origenes. Con esto no quiero decir ni afirmar que es la mejor raza para la caza de la liebre, simplemente que trabajan muy bien y su instinto es muy bueno, tal como otras razas.

Después es cuando te viene el cazador del pueblo y te llega con un perro mestizo, cruzado de sabueso de la zona con uno que guardaba el rebaño, y lo ves persiguiendo liebres él solo mucho mejor que los tuyos, y es cuando no entiendes nada. Y es una verdad y realidad, ese perro es muy bueno cazando pero solo él, seguramente su decendéncia será muy dudable y de poca confianza, así que volvemos a la "garantía de calidad", los perros seleccionados y convertidos en raza.

Quiero concluir diciendo que no se puede determinar si un perro de raza o mestizo será bueno o malo, sinó que un adiestrador u otro lo hará de una manera u otra, dando mejores oportunidades y entrenandolo las horas necesarias, pero esta claro que la selección del instinto cazador del perro es la fase previa a la selección de un perro u otro.

Un saludo.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Así es como lo veo

Empiezas cuando aún es de noche, te levantas de la cama, te acercas a la ventana y miras hacia el cielo para ver como está y hacia el suelo intentando determinar el grado de humedad. A partir de las conclusiones que sacas en pocos segundos pasas a la segunda fase, escoger el sitio donde ir esta mañana a soltar los perros. Coges todos los utensilios y te diriges a buscar los perros. Una vez allí en tu cabeza solo esta el pensamiento de haber como irá hoy, si el perro trabajará mejor hoy que el otro día o si el cachorro ya empezará a dar voces por el monte.
 
Después de un pequeño viaje, lleno de recuerdos de días anteriores y "días para recordar", llegas  al lugar escogido. Sueltas a los perros y empieza lo que seria, como digo yo,  la concentración relajada, estas en un ambiente tranquilo y relajado pero al mismo tiempo estas conectado en el ejercicio conjunto con los perros, intentas no olvidarte nada para mirar, cualquier rastro puede ser determinante para tener un levante de la liebre.
 
Pasan los minutos y ya estas metido en el trabajo, has visto como el perro experimentado ha hecho algún rastro bueno, el joven que lo sigue sin perderlo y tu pensando que ya tienen la liebre encamada a pocos metros. Muchas veces es así pero en otras es mas complicado de lo que parece. El rastro nocturno que deja una liebre es como un dibujo de un niño que no sabe escribir en un papel. Idas y venidas por el mismo camino, rodear un campo verde de hierba, pasar por un cultivo labrado, meterse dentro del bosque hasta cruzarlo, salir en otro camino donde seguramente se ha encontrado con otra liebre,..., en fin, infinidad de trayectos sin explicación ni entendimiento.
 
Hasta que llega el momento máximo, el levante, le lancée que dicen los franceses, la liebre ya corre escapándose de los que le persiguen, perros y perrero. Aquí es cuando se demuestra quien puede más, si la inteligencia de la liebre o el aguante de los perros. Es este momento cuando tu cabeza percibe una emoción que te deja satisfecho y al instante te pones a evaluar la localización y el posible camino que tomará la persecución.
 
Después de un buen rato detrás de ella, siempre llegan esos silencios, a veces solo por pocos minutos, que te hacen dudar de donde habrá ido, si los perros aguantaran una perdida, si lo sabrán resolver, si tengo que ir a ayudar, si me quedo quieto por si sube la liebre. Hasta que ves el primer perro que retrocede por donde ha venido y llega a tus pies intentándote decir que la cosa se ha complicado y no ha podido hacer nada más. Tu lo recompensas con una caricia y esperas a los otros  perros. Una vez llegado todos te diriges al coche de vuelta a casa.
 
Otro pequeño viaje hacia casa analizando el trabajo hecho por tus fieles compañeros de campo, donde vuelves a sacar conclusiones a veces diferentes a las de horas anteriores, quizás por razonamiento o por experiencia. Llegas a la perrera y los dejas descansar.
 
Finaliza un día desestresante, relajante y emocional. Ha ido bien.